Parece ser que hacia el año 1531, la Virgen se le apareció cuatro veces a un indio converso llamado Juan Diego Cuauhtlatoatzin (mejor lo llamamos Juan Diego unicamente). La Virgen le encargó que pidiera al obispo, la construcción de un templo en el lugar de aparición. El obispo le pidió pruebas de esta aparición y fue cuando, en la última aparición, la Virgen le encargó que recogiera unas flores en la cima de la montaña. Juan Diego recogió rosas (una flor muy rara en ese lugar y tiempo) y la Virgen le pidió que las presentara al obispo como prueba. El tomo las rosas y las envolvió en su capa. Al abrirla para mostrarle las flores al obispo, apareció grabada en la capa la imagen de la Virgen de Guadalupe.
Y esta es la imagen que aqui se venera.
Nuestra señora de Guadalupe es bastante venerada en Mexico y, si tienes suerte, puedes ver días en las que el santuario está inundado de devotos que buscan los favores de la Virgen. Yo no tuve esta suerte pero si pude visitar el santuario con calma y a algún devoto cumpliendo una promesa.
Una pequeña anécdota; caminando por allí se nos acercó una niña que nos pidió si podíamos hacer con ella una entrevista en ingles para el colegio y que la tenía que grabar. Debía de ser por que todos los demás turistas no le hacían ni caso por que tuvo que escoger a la persona con el acento más de Oxford que encontró, yo. Tras mi minuto de gloria y contestar preguntas del tipo, ¿que harías si vieras bichos en tu ensalada? nos fuimos del santuario.
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